lunes, 22 de junio de 2009

Me tomé la casa..


He vivido acá desde hace mucho tiempo. Sé que este es el lugar donde tengo que estar. Toda mi familia ha vivido acá. En una casa grande, con hartos rincones escondidos y tenebrosa. Nací en esta casa y quiero morirme también. Mis padres ya se fueron, no viven con nosotros. Ahora vivo yo y mi hermano menor, Octavio. Yo cuido de él, ya que está enfermo y no se sabe de qué. Siempre amanece con ojeras, está todo el día cansado y con dolor de cabeza.
Desde que tengo memoria he vivido en el sótano de la casa, al otro lado siempre se escuchan ruidos extraños.
Todas las mañanas, me despierto temprano a ver cómo está mi hermano chico. Le voy a hacer el desayuno y se lo llevo a la cama, me quedó un rato hablando hablando con él.
-"¿Cómo dormiste?, le pregunto.
-"Más o menos, al otro lado de la casa hay personas que hacen ruidos y no me dejan dormir durante toda la noche". se queja Octavio.
Casi siempre es la misma respuesta. No sabíamos qué había al otro lado de la casa. Un día fui a investigar. Descubrí a un hombre y a una mujer en la cocina y haciendo el aseo por toda la casa. La mujer se llamaba Irene. Pasé al lado suyo y fue como si no me vieran. Parecían fantasmas que hacían sus cosas sin ninguna interrupción. Les fui a pedir que estuvieron más callados, porque mi hermano chico no se sentía muy bien.
-"¿Por qué no me escuchan? Parecen fantasmas", pensaba en mi mente.
Volví donde estaba mi hermana y le conté lo que me había sucedido. Me dijo que tal vez estaba imaginando, que no podían ser fantasmas.
Varios días después, observo que mi hermano tiene toda la cama mojada y llena de comida. No entendía qué era lo que pasaba, pero lo dejé pasar.
-¿Cómo estuvo la noche?, le pregunté interesado a Octavio
-Muy mal, no pude dormir en toda la noche.
Traté varias veces después de pedirle a "los fantasmas", que hicieron menos ruido. No me hicieron caso. Le contaba lo que me ocurría a mi arriba en la casa a Octavio. Al principio no me quiso creer, pero después de tanto hablarle de los fantasma de nuestra casa, se empezó a asustar.
Tuve una idea. Pensé en que iba a echar a los fantasmas de nuestra casa, para que Octavio se pudiera mejorar. Traté de todo, de hablar con ellos, de gritarle, hacerle señas. Hubo muchas ocasiones en las cuales me desesperé porque ya no sabía qué podía hacer.
Hasta que mi querido hermano me dio la idea de hacer ruidos.
Empecé a pasearme por la casa, botando algunas cosas. Estos ruidos, hicieron que "los fantasmas" se vayan yendo de a poco en la casa. Ellos mismos se empezaron a aislar. Encontré unos libros de literatura francesa muy interesantes en la biblioteca de la casa. Me entretuve bastante tiempo con ellos.
A pesar de que ya no pasaban a una parte de la casa, mi hermano seguía sin poder dormir.
Como último recurso, hice ruidos en la cocina y escuché que ellos salían corriendo de la casa.
Me tomé la casa. Pero me quedé pensando en por qué mi hermano no dormía y era porque ellos se hacían cosquillas en las noches.
También pensé el por qué no me hicieron caso, cuando les pedí de buena forma. Y el por qué mi hermano mojaba la cama.
¿Acaso nosotros somos los fantasmas?...

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